Siria

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Se sentó en el sofá con uno de esos libros de auto-ayuda, de esos que te enseñan a ser feliz. A menudo pensaba en los profundos e intolerables improperios que algún editor había decidido publicar, sólo por venir de un famoso-aspirante-a-novelista...
Epígrafes con títulos como "Diez razones para sobrevivir a un desengaño amoroso" o "Todas las claves para vivir aprendiendo". Y a Siria se le saltaban las lágrimas de la risa, de la inseguridad y el miedo que le generaban aquellas lecturas. El mundo se le dibujaba en mecanismos subterfugios que acotaban los perfiles sociales como quien moldea la masa del pan, como una madre que obliga a su hijo a comerse el plato entero y, éste, sin remisión ni escapatoria, lo asimila como la mejor opción de vida y supervivencia.
Su maestra siempre le decía que el mejor aprendizaje radica en la más inocente ignorancia; por ello, y plena de ingenua consciencia, se dedicó, durante meses, a rebuscar en las bibliotecas entre montones de libros que se le antojaban atractivos y que, normalmente, resultaban ser las lecturas más abominables... [...]