Actitudes Complicadas

viernes, septiembre 15, 2006

El Pensamiento

Aquí os dejo una carta que un amigo, Alberto G. Uceda, escribió sobre el pensamiento y sus complicaciones.
Yo le doy las gracias, es un ensayo magnífico. Disfrutadlo.

"De entre esos cajones vacíos llenos de polvo que guardo en mi memoria, de entre todas esas ideas que nunca llegaron a ser, de entre todas esas estrellas fugaces que se perdieron mientras buscaban deseos, de entre todas esas cosas que merecen la pena, de entre todas, viejo amigo, no encuentro un hueco para ese ser humano del que tanto me hablas. Pero he de decir que me he equivocado en otras ocasiones. Este viejo lobo de mar ha contemplado a veces tempestades que parecieron mucho más fieras de lo que en realidad fueron, y otras, pequeños jirones de nube, se convirtieron en marañas de dedos luminosos y relampagueantes que, durante horas, amenazaron con hacer aguas la endeble barcaza con la que navego por este mar rojo que es la vida.
Así que no podría decirte.
No podría asegurarte si es tan pésimo y pusilánime este pesimismo que padezco por esta raza de humanoides que tantos quebraderos me causa, o si gastaría el más insignificante de mis segundos en contemplar alguno de sus anónimos especimenes.
No podría decirte pequeño amigo.
No podría responderte.
Ahora no, al menos.
Sin embargo, me enorgullezco enormemente de contar con un compañero de fatigas, con un compañero de viaje como tú, con el que compartir estas palabras, estas misivas del pensar que cada segundo intentan resquebrajar sin éxito las paredes de este pensamiento que tantas alegrías y tantas penas nos han causado ya.
¿Cuántos inventos inútiles hemos creado? ¿Cuántos fantasmas hemos alimentado? ¿Cuántas miserias hemos cultivado? Este pensamiento es el padre de nuestras glorias y vergüenzas, de nuestros sueños y nuestras frustraciones. Qué gran relativismo, qué gran paradoja. Qué gran invento ese de pensar. Aunque creo, querido, que es mejor el pensamiento que el pensar. Espera.
No digas nada todavía, sé que podría volver a equivocarme, ya te dije que también los viejos se equivocan. Es mejor tener cosas en la cabeza como tú, como esa belleza imposible que venden en la tele, como esa película que te hizo reír, como esa canción que te hizo llorar, que pensar en lo variado del mundo.
Sí al pensamiento, no al pensar. Demasiado pensar.
Too many mind, baby... Too many mind.
Ya te lo dije, querido amigo, ya te lo dije. Te dije que esto podría pasar, te dije que pensar tanto no podría traer nada nuevo, por eso amigo, te respondo por fin a esa pregunta que me haces y que según tus palabras decía algo así como: "¿Qué te haría ahora infinitamente feliz?" Bien.
Mi respuesta, aquí la tienes, la comparto contigo, ahí va: "Lo que me haría infinitamente feliz, mi más preciado amigo, es sencillamente, dejar de pensar."

miércoles, septiembre 13, 2006

La Insoportable Gravedad del Ser... ¡en exámenes!

Hace mucho tiempo que no escribo nada y justo ahora que no debo, porque tengo que estudiar, es cuándo más me apetece hacerlo.

Después de un verano increíble, pero peculiar donde los haya, retomo el curso universitario esperando que sea la bendita última vez que digo esto. Pues sí, mi intención es acabar el 29 de septiembre la Licenciatura en Humanidades, así que me toca sacar fuerzas de donde no las tengo.

Si eliges que te cambie la vida, en efecto, lo hará. El problema viene cuando hay que conjugar dos cosas que no tienen absolutamente nada en común: trabajo y estudios. No pasa nada, se pueden hacer ambas cosas a la vez, la dificultad estriba en saber diferenciar una cosa de otra. Te metes en el ritmo de trabajo y es todo mucho más fácil, no tienes a Heidegger esperándote en casa para sentar bases de Filosofía Contemporánea. Pero cuándo el trabajo se acaba, como fue mi caso hace una semana, y el estudio se vuelve a convertir en el único motivo de estar todo el día sentada, empiezan las dificultades. Quiero decir, las barreras que una misma se pone porque incluso apetece más ponerse a limpiar que descifrar cánones antiguos.

En fin, sólo un desahogo en mitad de la pausa.

Vuelvo a la mesa, a seguir estudiando.

¡Mierda! Se me ha cruzado delante una interesante entrevista a Günter Grass sobre su pasado nazi; creo que, por esta vez, la crítica de arte puede esperar.